Gracias
hermanitas.
Tenía mucha desconfianza hasta de mi misma, porque tantas veces hasta con
policía me había regresado, siempre accedía con la esperanza que cambiara, y
por mis hijas. Cuando llegue a esta casa me dijeron que lo primero que debía
hacer es cortar comunicación con mi agresor para que me sanara las heridas del
alma, me dijo la hermana que solo Dios puede transformar nuestra vida, y que
debía entregarme a Dios para que me haga ver su plan desde ahora, porque para
mí todo era empezar de cero, y que para esto debía perdonar, me explicó
muy bien que perdonar no significa que yo vuelva a lo mismo, pero esto me fue
tan difícil porque tenía una hija que no quiso venir conmigo, por escuchar a mi
hija tenía que escuchar a él primero, me gritaba, amenazaba, decía que si yo no
vuelvo él se va a matar, me hacía sentir culpable de todos los problemas, le
decía a mi hija que yo me fui con otro hombre, que los vecinos decía de mí, que
soy mala madre, por haber dejado mi esposo y una de mis hijas, pero nadie
sabe el infierno que yo viví en mi propio hogar. Una se enamora, se casa con
ilusión de tener un hogar donde reina el amor, pero en mi caso fue meterme a un
infierno, a un mundo de sometimiento hasta para tener relaciones intimas, yo
era su propiedad, tenía que hacer lo que él quiere, nadie respetaba mi dignidad
de mujer, no tenía derecho a nada. Pero tenía que trabajar para mantener mis
hijas porque él solo gastaba su dinero en tomar con amigos. Por esta razón aun
viviendo con él le saque la pensión de mis hijas, para tener algo para dar de
comer a él mismo.
Después que
llegue a esta casa, por no cortar comunicación con él casi me vuelvo
loca, me encontraba como en una neblina de sentimientos encontrados, de
culpabilidad, hasta que la hermana nuevamente me puso como quien dice en
vereda, me dijo, si quería a mis hijas lo primero que tenía que estar bien era
yo misma, no podría recuperar a mis hijas si yo sigo como una mujer sin rumbo,
te harán ver que estás loca, porque eso es lo que estaban logrando en mí,
hasta me salió reacciones alérgicas en mi rostro y todo por esta tensión que me
sometía emocionalmente mi esposo, por el celular. Decidí obedecer a las
hermanitas aunque me cueste, es así como empecé mi recuperación. Después de un
largo tiempo de recuperación ahora voy sintiendo casi como una pesadilla que
fue una parte de mi historia.
Ahora me
siento segura de mi misma, ya no voy a permitir que nadie me falte el respeto,
estoy decidida a no volver nunca más con él, ahora me siento libre y es lo más
hermoso que uno puede decir soy libre, no puedo expresar todo el agradecimiento
que siento por esta casa que me cobijó, me siento capaz de trabajar y
sacar adelante a mis hijas aunque él no soporta verme bien. Todo esto lo he
logrado también gracias a los profesionales voluntarios que nos brindan su
apoyo en esta casa.
He
descubierto que sí es posible vivir un mundo diferente a lo que viví por muchos
años, es posible vivir y construir un mundo de paz y armonía, las mujeres
tenemos capacidades insospechadas que no la sabemos ni nosotras mismas por las
circunstancias de violencia que vivimos. Dios me ha enseñado a vivir un mundo
sin violencia por medio de las personas que me ayudaron en esta casa.
Qué más puedo
decir. Muchas gracias hermanitas de la Casa de la Mujer. Que Dios las siga bendiciendo.
Sra. Graciela
H. Ll.
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